martes, 19 de julio de 2011

Spondylus y tumis en la cultura Lambayeque


La cultura Sicán (a la que anteriormente nos hemos referido como cultura Lambayeque), que fue posterior a la Mochica y anterior a la Chimú, floreció en la zona de Batán Grande, La Leche y Zaña entre los años 700 y 750 d.C. y destacó por su ideología religiosa y tradición funeraria. 

Según el Dr. Izumi Shimada, director del Proyecto Arqueológico Sicán, es rara la excavación en la que no se encuentren conchas de Spondylus, lo que da una idea de la intensidad comercial con las costas ecuatorianas.
En una tumba expoliada (huaqueada) en Batán Grande (en la que se extrajeron algo más de 200 objetos de oro y plata y entre ellos un tumi con el Señor Sicán alado) el relleno de la tumba se hizo con capas superpuestas de 1 a 2 m de Spondylus, esmeraldas, lapislázuli, y cinabrio. 

Como es sabido, el tumi es un cuchillo de mango rectangular y hoja semicircular que ya era conocido en el periodo Vicús-Mochica. Los tumi planos de cobre se hallan tanto en contextos domésticos como funerarios mientras los de oro servían para propósitos ceremoniales. Las representaciones que se plasman en la cúpula del tumi incluyen animales, Spondylus, a Naylamp y, en el caso que nos ocupa, al Señor Sicán (para algunos autores, el propio Naylamp) en una serie de posiciones y diferentes atributos.
El Señor Sicán suele presentar un tocado semicircular (muchas veces compuesto por tres spondylus) con incrustaciones de turquesa, lapislázuli y spondylus, decorado en la cresta con hilos de oro en forma de olas, y con pendientes de pájaros en los lados; una cara estilizada, una túnica, rodilleras y sandalias. Reposa sobre una plataforma o un cojín. En algunos casos aparece con los brazos flexionados, agarrando en cada mano una esfera; otras, asiendo una copa con ambas manos; y en alguna ocasión, con las piernas cruzadas, alado y con una esfera en una mano y un tumi en otra.




Spondylus en las culturas Huari e Inca: la fundación de Pikillacta y el Inti Raymi 

La importancia del Spondylus en las culturas posteriores a la Chimú puede ser estimada a partir de su presencia, como elemento ritual, en la fundación de ciudades y en la celebración de festividades.
Con el establecimiento de la cultura Huari (800-1200 d.C.) parece ir parejo la utilización del Spondylus en las ofrendas fundacionales de ciudades y fortalezas. Un bello ejemplo es el constituido por los hallazgos en los cimientos de la fortaleza de Pikillacta, cercana a Cuzco: está compuesta por un gran clavo de cobre, unas valvas de Spondylus pictorum y un conjunto de figuritas de turquesa en tamaño decreciente (Fig. 19). Los personajes están finamente trabajados y aparecen ataviados con vestidos diferentes, a excepción de un prisionero desnudo. 




Fig. 19. Recreación de la ofrenda fundacional hallada en los cimientos de la fortaleza de Pikillacta, cercana a Cuzco. Datación: 800-1200 d.C.


Para los Incas, el Inti Raymi fue sin duda la más grande y espectacular festividad que se tuvo en época prehispánica. Se llevaba a cabo en el solsticio de invierno del Hemisferio Sur (el 21 de junio de cada año), en la gran Plaza Principal del Cuzco. Estuvo destinada a rendir culto al Sol o Inti, enaltecer al Inka, agradecer las cosechas y pedir protección para los hijos. Los preparativos debían llevarse a cabo en el Corikancha o Templo del Sol y en el Haukaypata que era el sector nororiental de la gran Plaza Principal, reservada a la nobleza. A la salida del Sol, la población debía saludar al Dios Sol con la much'ay (emitiendo besos sonoros ofrecidos con las manos) y luego entonando cánticos con llanto (wakay taky). Posteriormente, el Inka tomaba en sus manos dos vasos ceremoniales de oro (akilla) que contenían chicha (cerveza de maíz) y los ofrecía uno al Sol y otro, tras haber bebido, a los nobles. El Sumo Sacerdote (Willaq Uma) debía efectuar, con un tumi, el sacrificio de una llama completamente negra o blanca y con las manos, extraerle el corazón palpitante y otras vísceras para efectuar predicciones. Después, debía producir el fuego sagrado recibiendo los rayos del sol en un medallón cóncavo que además contenía algún material resinoso para que entrara en ignición. Sucesivamente, se debía consumir el sanqhu, una especie de alimento sagrado preparado en base a harina de maíz y sangre de la llama sacrificada (que comparte con el Spondylus los colores blanco y rojo que caracterizan la comida de los dioses). 

La fiesta tenía lugar, simultáneamente, en el resto del imperio y terminaba con el reparto gratuito de comida y chicha abundante, a cargo del Inka o de los depósitos públicos. De modo paralelo, en los templos y oratorios, se realizaban innumerables sacrificios de llamas de color negro, doncellas y niños (hasta 500) y ofrendas de Spondylus. 

En la actualidad, se escenifica el Inti Raymi en el Chukipanpa o la explanada de Saqsaywaman, el día de San Juan (24 de junio).

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